Las decisiones que forman la conducta de niñas y niños

05 Feb 2013 --- Angry child --- Image by © B. Boissonnet/BSIP/Corbis

Si nos paramos a pensar un poco nos daremos cuenta de cómo las decisiones de los adultos influyen y afectan la conducta de los niños (tanto en lo positivo como en lo negativo). 

¿Sería entonces lógico pensar que si un niño tiene una conducta inadecuada es producto de una decisión inadecuada por parte del adulto que lo acompaña en su educación y desarrollo?

En ese caso deberíamos prestar atención a las cosas que influyen en las decisiones que los adultos toman ¿no?

Cuándo estamos educando podemos recurrir al castigo o no. ¿En base a qué criterios podríamos tomar esta decisión?

En la mayoría seres humanos adultos todo este proceso de toma de decisiones surge de manera inconsciente.

¿Y si lo hacemos consciente? ¿Es eso posible?

Si lo analizamos con cierto detenimiento y conciencia nos daremos cuenta de que los adultos hemos ido formando lo que Nira Kefir (psicóloga israelí) llama “prioridades basadas en el estilo de vida”

 

Comprendiendo algunos conceptos 

Contents

Desde nuestra niñez, hemos ido acumulando una enorme cantidad de decisiones subconscientes. Ahora todas ellas se combinan para dar forma a nuestro estilo de vida. 

Existen prioridades basadas en el estilo de vida primarias y secundarias. 

Las prioridades primarias son las que usamos cuando tenemos que tomar decisiones al sentirnos inseguros o amenazados respecto a nuestro lugar en el mundo, la sociedad, la familia, los amigos…¿cómo de importante y relevante siento que soy?  

Y las prioridades secundarias son las que guían nuestra conducta cotidiana cuando nos sentimos seguros.

El conductor principal de todas las prioridades en el estilo de vida es la motivación primaria de encontrar pertenencia e importancia (respecto al grupo social y al mundo en general) 

Sin embargo a menudo comprobamos que para lograrlo elegimos maneras “equivocadas”

Si un adulto “se porta mal” en lugar de crear y generar espacios para la pertenencia y la importancia, huímos y creamos distancia. 

Si un niño tiene un comportamiento inadecuado, se siente inadecuado o rechazado y busca la manera de lograr pertenencia e importancia. En muchas ocasiones esa búsqueda la hará con intentos “equivocados”.

 

El germen de las luchas de poder entre padres e hijos

Las prioridades de la personalidad son desarrolladas cuando somos niños y percibimos el MUNDO, nuestro entorno, tomando decisiones al respecto y llegando a ciertas conclusiones que se convierten en CREENCIAS de forma subconsciente cuando comenzamos a tomar decisiones en las edades tempranas. Esas decisiones las hemos ido “confirmando” durante nuestro proyecto de vida. 

Entonces, ¿qué podríamos esperar de un adulto que empezó a crear su anteproyecto de vida cuando aún no tenía el suficiente entrenamiento ni la experiencia para interpretar la vida objetivamente? 

Durante los períodos de nuestra vida percibidos como tranquilos, generalmente no estamos condicionados por nuestras viejas decisiones de la niñez, nuestros patrones de conducta ni por las creencias. Es cuando percibimos tensión, peligro, inseguridad cuando somos “arrastrados” por nuestra prioridad de nuestro estilo de vida. Y esto suele ser a menudo el germen de las luchas de poder con nuestros hijos y/o alumnos. 

Obviamente, nótese, que aquellas cosas que pueden ser motivo de tensión o inseguridad para unos, podría no serlo para otros. Ahora ya sabemos que esto vendría determinado por las prioridades del estilo de vida. 

¿Y qué ocurre con los estilos educativos?

Seguramente habrás oído hablar alguna vez de los diferentes estilos educativos y cómo estos pueden guiar nuestra conducta a la hora de afrontar las dificultades educativas. Cada estilo educativo generará unos resultados respecto a las prioridades del estilo de vida de nuestros hijos y/o alumnos

AUTORITARIO: “las cosas se hacen porque lo digo yo, y punto”. Crece con miedo y falta de iniciativa.

PERMISIVO – DESPREOCUPADO: “haz lo que quieras”. Hace lo que le viene en gana. No atenderán a normas. Se convierten en personas poco responsables.

DEMOCRÁTICO – EMPÁTICO: “voy a enseñarte a que te desenvuelvas por ti mismo”. Sabrá distinguir conductas adecuadas de las que no lo son. Crece con seguridad en sí mismo y con capacidad de opinar y tomar decisiones.

SOBREPROTECTOR (o negligente): “no hagas eso que puedes hacerte daño”. Crece rodeado de miedos e inseguridades, pero llega un momento en que se rebelan.

MANIPULADOR:¿pero cómo has podido hacer eso? ¿acaso no has pensado en mi? ¿quieres que piensen que no me preocupo de ti? ¿es que no me quieres?” Crece sin saber comportarse sin la guía o el chantaje de los mayores. No se compromete porque entienda lo que está bien o mal, sino por su sentimiento de culpa y para lograr sus “premios”

A saber
Ninguno suele darse en estado puro y dependerá de las metas que consideremos más importante para el futuro. Lo recomendable es aproximarse lo más posible al estilo democrático, pero la elección dependerá de cada familia.

Pero entonces, ¿qué es lo que determina que adoptemos uno u otro estilo? Exacto!!

 

La prioridad “dominante” de nuestro estilo de vida

Las prioridades en el estilo de vida se clasifican en cuatro variantes

COMODIDAD: ¿Quién no tiene la necesidad de tener comodidad en su vida? Las personas cuya prioridad es comodidad evitan el dolor físico y emocional. Sin embargo si nos dejamos llevar por ese anhelo de evitación podría convertirse en nuestra prioridad primaria. Esto podría derivar en que con tal de evitar situaciones emocionalmente tensas, nos rodeemos de personas malcriadas y demandantes.

CONTROL:  Las personas cuya prioridad es el control, creen que la mejor manera de evitar la humillación es manteniendo el control. Controlar a los demás no suele ser el objetivo, sino tener el control de sí mismos y de la situación para sentirse seguros

COMPLACENCIA: Un sentimiento de abandono y rechazo resultará doloroso para cualquier persona. Pero evitarlo se convierte en algo fundamental en tu vida, sustentando tu comportamiento en ello cuando tu prioridad en tu estilo de vida es complacer. 

SUPERIORIDAD:  Entendida como forma de excelencia. La gente que desea superioridad suele sentirse incómodo con la insensatez y la insignificancia, por ello tratarán de evitarla. Estas personas suelen tener la CREENCIA de que no son lo suficientemente buenos a menos que se sientan superiores. Sin querer generan que los otros se sientan “inadecuados”

Ahora, por favor, detente unos segundos. ¿Has pensado en cómo afectaría a la educación y crianza de los niños cada una de las prioridades?

PRIORIDAD POSIBLES DERIVACIONES GENERA
Comodidad niños “malcriados” y muy demandantes REBELDÍA
Control niños que sienten que deseas controlarles y se rebelan ante esta interpretación MÁS DEMANDA
Complacencia niños que no aprecian lo que les ofreces porque se les ofrece sin preguntarles, sólo por complacerles según la creencia que el adulto tiene sobre la complacencia DESAGRADECIMIENTO
Superioridad niños que se sienten inadecuados, por lo tanto, desmotivados INADECUACIÓN Y DESMOTIVACIÓN

Tu prioridad identifica lo que tú necesitas para tener y mantener un sentimiento de valor propio: sentido de pertenencia e importancia. Las diferentes maneras que encontramos en nuestra infancia para obtenerlo han ido determinando nuestro estilo de vida en la edad adulta.

Todo comportamiento infantil, desde el nacimiento, está motivado por la necesidad de pertenencia, la necesidad de sentirnos valorados, apreciados, queridos, conectados… La necesidad de sentirnos AMADOS, en el sentido más amplio de la palabra

Ventajas y Desventajas según las prioridades del estilo de vida en la Crianza

 

PRIORIDAD POSIBLES VENTAJAS POSIBLES DESVENTAJAS
Comodidad Puede dar como resultado niños accesibles, diplomáticos, predecibles, disfruta de placeres sencillos Permisividad que genera niños malcriados y demandantes. Más enfocados en la comodidad que en las “necesidades reales de la situación”
Control Puede desarrollar habilidades de liderazgo, organización, persistencia, asertividad, respeto por las normas La rigidez y el control pueden generar rebeldía, resistencia a las “normas”. También podría derivar en complacencia insana
Complacencia Puede ayudar a los niños a ser pacíficos, comprometidos, amigables, serviciales, amigables Se dejan pisar, no sin antes “registrarlo” en su libro privado del “tú me debes”. Puede llevar a estados de resentimiento, depresión o venganza
Superioridad Enseña a valorar la calidad y motiva para la excelencia, modelando el enfoque hacia el éxito y los logros Esperar demasiado de los demás generando sentimientos de incapacidad y fracaso al quererse “elevar”. Aprenden a ver las cosas en términos de bueno y malo en lugar de valorarlas como posibilidades

Los errores en la educación y la crianza

No importa cuantos errores cometas, ni los posibles desastres que esos errores puedan provocar. Siempre es posible volver al principio para aprender de ellos, y lograr que las cosas sean mejores de hoy en adelante.

Educando sin premios, castigos ni amenazas. ¿Es posible? 

Definiendo la “Mala Conducta”

La falta de conocimiento o conciencia, falta de habilidades efectivas, falta de desarrollo de la conducta adecuada o falta de motivación. A menudo los adultos también carecemos de conocimiento, conciencia y habilidades.

La mayoría del tiempo los niños se están comportando con una conducta adecuada a su edad. 

¿Verías igual las conductas de tu hijo sabiendo que son las propias de su edad? A veces nos falta conocimiento sobre el comportamiento humano y el desarrollo de los niños y caemos en el error de tratar una conducta adecuada a la edad como si fuera inadecuada o como mal comportamiento. 

¿Cuántas veces tu hijo se “comporta mal” porque está cansado o porque tiene hambre? ¿A quién corresponde esa responsabilidad?

Sí, lo sé… “Es que mis circunstancias” “Es que el trabajo” “Es que mi otro hijo” “Es que los abuelos” “Es que….”

Y es cierto! A veces nos encontramos con demasiados obstáculos. Razón de más para ser compasivos, respetuosos y comprensivos con nuestros hijos, ¿no crees?

No estoy diciendo que no haya que hacer nada ante una conducta inadecuada, aunque pueda ser normal por la edad. Lo que digo, es que los adultos somos nosotros, y por lo tanto nos corresponde aprender a orientar mejor nuestra conducta hacia los fines deseados. Tomando conciencia, seremos nosotros los que tenemos la responsabilidad de realizar los cambios que puedan generar las mejoras anheladas en la conducta de los niños. 

 

¿PREMIOS Y CASTIGOS?

El rincón de pensar

“No me gusta lo que has hecho, así que relájate y piensa sobre ello aquí sentado”

¿Te imaginas que te lo dijera tu jefe, tu pareja, tu compañero de trabajo? ¿Cómo te sentirías? ¿Estarías agradecido por la ayuda o por el contrario pensarías en que te han humillado? ¿Resultaría alentador o insultante? ¿Querrías contarle todos tus problemas a esa persona o los guardarías para ti o para otra persona? 

Exacto: en una palabra estamos hablando de un trato IRRESPETUOSO

Y si para un adulto resulta irrespetuoso e inútil, ¿qué es lo que nos lleva a pensar que para los niños sería efectivo? ¿Acaso puede un adulto controlar lo que los niños piensan? ¿Qué probabilidades hay de que un niño en la silla de pensar piense en lo que ha hecho “mal”?

Los más probable es que esté pensando en lo que tú has hecho y en cómo de injusto ha sido, generando sentimientos de ira y resentimiento, y lo que es peor, sienten que son “malas personas” o que “no son los suficientemente buenos”

Ahora te pido que vuelvas a pensar sobre las prioridades y los estilos de vida que comentaba al principio. ¿Puedes ver la correlación? 

Cualquier persona es mejor cuando se siente mejor. Los niños también. 

“El sentimiento que se esconde detrás de lo que hacemos o decimos es más importante que lo que hacemos o decimos”

UN EXPERIMENTO

  • ¿Qué aprendiste de esto que te cuento hoy?  Por favor, reflexiona unos segundos. 
  • ¿En qué tono has leído la pregunta? ¿Un tono de culpa, vergüenza, empatía, interés?

“Los sentimientos detrás de lo que hacemos determinan nuestra actitud, nuestra manera de hacerlo, incluso de decirlo, pensarlo y percibirlo. “

 

Concluyendo

Espero que mis palabras te hayan ayudado a reflexionar y elevar tu conciencia sobre tus propios sentimientos, comportamientos y conductas para así seguir mejorando en la educación y la crianza. Espero que tus decisiones educativas sean más conscientes y analizadas a partir de ahora. 

Confío en que el tiempo que has empleado en esta lectura te haya recompensado haciendo más grande tu caja personal de herramientas para ayudar a los niños a desarrollar habilidades que le servirán a lo largo de su vida . No hay una herramienta que funcione exclusivamente para cada niño o para cualquier situación. Siempre es reconfortante contar con varias opciones, para DECIDIR cuál de todas se adapta mejor a nuestro estilo de crianza 😉

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